martes, 21 de diciembre de 2010

¡A USTED SE LO DIGO!



RICARDO ALFONSIN (Hijo)

Usted está a favor de la Sociedad Rural, a favor de la oligarquía del campo, de los que aumentan la carne, la verdura, la fruta, haciendo NO inflación, sino AGIO Y ESPECULACION, delincuentes que merecen por ese delito, la cárcel.
Son los mismos que le hicieron la vida imposible a su propio padre, que no pudo gobernar por esos mismos que usted hoy defiende… ¿cómo se entiende eso? La verdad, que es incomprensible que un hijo esté al lado de los que combatieron a su padre…

GUARDAVIDA QUE NO SALVA A NADIE


COLABORACIÓN DE LOS JUECES

“El aparato judicial debe ser consecuente y tomar las medidas necesarias”.
Cristina Fernández de Kirchner
20 de diciembre de 2010.

“Además de fustigar ‘las falsas contradicciones y los falsos debates’ sobre cómo enfrentar el problema de la inseguridad, la presidenta pidió ‘colaboración’ de los jueces.
“Resulta casi inexplicable que las cámaras de televisión de todos los canales exhiban con minuciosidad caras, personas que agreden, que tiran piedras, que enfrentan a la Policía, a la Gendarmería, y que, sin embargo, no tengamos detenidos ni órdenes de captura sobre ninguno de ellos’, advirtió.”
(De los diarios, 20-12-2010)

PÁGINAS DE LA "DESCAMISADA" PROHIBIDA POR EL OTRO PODER (QUE NO ES EL EJECUTIVO)

sábado, 18 de diciembre de 2010

EL FENÓMENO

Recordando a un tipazo: EMILIO BORLENGHI



Era hermano del ministro del Interior de Perón, Ángel Gabriel Borlenghi, pero brillaba con luz propia; era personal y tenía un atractivo de amistad bien porteño. Lo conocí en el año 1946, yo editando y dirigiendo la revista DESCAMISADA, y él proyectando el diario “El Líder”, que sería el vocero de la Confederación de Empleados de Comercio, apoyando al entonces presidente Juan Domingo Perón.
Yo, con DESCAMISADA estaba instalado en un piso de una casa de dos plantas, en la calle Piedras 708; en la planta baja había un café y como buenos porteños, tomando un cafecito proyectamos unir las dos publicaciones en un mismo lugar, es decir, allí mismo en la planta alta.
Se construyó una amistad, que duró muchos años hasta su muerte. El diario “El Líder” y Emilio Borlenghi estuvieron hasta que el diario, que ya era importante y tenía mucho personal, le resultaba chico el local y se trasladó a la misma sede de la Confederación de Empleados de Comercio. Pero la amistad con Emilio, a pesar de la separación de los medios, se hizo más firme que nunca. Transcurrió un tiempo y el gobierno de entonces nombra a Emilio director del Registro Nacional de las Personas, que había pasado del Ministerio de Ejército al Ministerio del Interior.
Me ofrece un cargo en la repartición que había comenzado a dirigir, y desde ese momento compartimos una vida juntos, y entonces descubrí su verdadera personalidad y la de su hermosa familia, su mujer María Rosa y dos hijos casi adolescentes: Jorge y Diana. María Rosa era una compañera ideal para él, hombre de una actividad asombrosa; me costaba mucho acompañarlo porque era un trabajador incansable; además de las tareas del Registro, él era un activo dirigente gremial, no paraba nunca después del Registro; sus tareas para el gremio y el Partido eran interminables. Yo estaba sorprendido, porque entre tarea y tarea nos hacía practicar deportes y entretenimientos. Era un ejemplo de vida; había formado un equipo de fútbol en la repartición; a veces jugábamos a la madrugada. Cuando reunía varias familias –era muy familiero-  proyectaba cenas y bailes y después truco, era un fanático del truco. No paraba nunca, era increíble, yo me fui acostumbrando a ese ritmo.
Después del truco, a lo mejor a la 1 de la mañana, decía: vamos a hacer un acto peronista, y allí salíamos a cualquier parte, a cualquier esquina de cualquier barrio; llevaba músicos que siempre lo acompañaban, y cantores, y al rato teníamos despierto a todo el barrio, convirtiendo en una gran fiesta la esquina dormida.
Tenía una capacidad de organización que era super humana; hizo los actos peronistas más grandes. Con su capacidad de atracción llenaba, como llenó, la Plaza Constitución o Retiro.
Las tenía todas, era buen orador, tenía su peronismo metido en la piel, en su corazón, en su ropa; era increíble. Yo le acompañaba como podía, porque era muy difícil seguir su ritmo.
Nunca sabíamos qué iba a proyectar para trabajar, o para divertirnos. La mujer, María Rosa, joven, lo acompañaba en todo, también era incansable; en cualquier momento  nos preparaba el morfi, para eso era también inigualable; en los actos de las noches peronistas, yo no sé cómo, pero siempre tenía una rica y sorpresiva comida que nos preparaba en minutos.
Todo fue hermoso en la vida de los argentinos hasta que vino la revolución de los milicos.
Se vivieron momentos dramáticos; durante el bombardeo a Plaza de Mayo, por primera vez lo ví triste y desesperado: una de las hermanas de él, Emita, había desaparecido, no se sabía dónde estaba; la buscamos durante horas entre el humo de las bombas; la gente que corría por todos lados. Por la madrugada la encontramos: estaba tirada como un montón de ropa, una bomba había estallado delante de su auto y lo había destrozado junto con los que estaban adentro. Murió Emita a los pocos días. Yo lo acompañé a Emilio hasta el momento en que lo pusieron preso. A mí me investigaron distintas comisiones  que formaban los milicos para juzgarnos; las llamaban comisiones investigadoras. A Emilio lo culparon hasta de que jugaba al truco; lo metieron preso dos años, pero no lo pudieron parar, los volvió locos a los milicos. En la cárcel hizo un club deportivo y social; unió a los presos políticos y a los delincuentes que estaban en la cárcel y los hizo socios del club.
Menos bailes hizo de todo: campeonato de truco con los otros presos, partidos de fútbol, y hasta proyectó películas convirtiendo en cine un pasillo de la cárcel.
Cuando salió a los dos años retomamos la amistad. En su casa en Vicente López, que tenía un lugarcito, nos reuníamos las familias amigas los fines de semana, y él, que era un administrador inigualable, con su mujer María Rosa, que es un fenómeno –ella vive todavía- nos preparaba unos morfis exquisitos que pagábamos entre todos con monedas.
En todo este relato, que es mínimo comparado con el personaje, me olvidé de una de las satisfacciones más grandes  que tuve en mi oficio de dibujante: me dijo un día: “Quiero que me hagas el afiche del voto femenino que se lo voy a llevar a Evita”. El afiche mío le gustó a Evita y representó al voto femenino en todo el país.
No te voy a olvidar nunca, Emilio.
Germinal Lubrano

PRERROGATIVA

miércoles, 15 de diciembre de 2010

LOS 90 DE DELFOR



Ilustraciones: 1, Délfor; 2, Dibujo de Délfor al estilo de Ianiro; 3, Tapa de “La Revista Dislocada” en papel, 1957; 4, Dibujo de Délfor al estilo de Landrú; 5, Página de chistes gráficos de Délfor en “Descamisada”, 1946.


Llegar a los 90 puede limitarse a una cuestión cronológica festejable (o no) en la intimidad del ámbito familiar. Pero cuando se tiene una trayectoria, esos 90 encierran mucho más y por lo tanto, hay mucho más motivo para hablar de ellos.
El domingo 25 de abril de este 2010 que termina, Délfor Amaranto Dicasolo cumplió 90 años de edad, mostrando la misma sana inquietud de aquel muchacho que allá por 1937, con 17 años de edad, debutaba por Radio Prieto, en el conjunto “Los Bohemios”, imitando a ídolos populares de la época, como Fernando Ochoa, el animador Iván Caseros, Luis Sandrini o Pepe Arias.
De allí pasaría a “Las matinées de Juan Manuel”, donde se relacionó con otros artistas aún desconocidos, como Guillermo Rico, Zelmar Gueñol, Rafael “Pato” Carret y Carlos Acuña. Era de esperar que bien pronto lograría ubicación en “La Gran Cruzada del Buen Humor”, programa de Tito Martínez Delbox en el que compartió con Eduardo Almirón la imitación del entonces popularísimo dúo Buono-Striano.
Ya se vislumbraba inevitable que alguien tan inquieto crearía algo como lo que en 1953, tituló “La Revista Dislocada”, programa cómico que se inició por LR2 Radio Argentina, y siguió, ya encumbrado, por LR4 Radio Splendid, contando Délfor en un comienzo con Aldo Cammarota como coguionista.
Antes de llegar al programa con el que se lo identificará definitivamente –no sólo en radio, sino también en cine y televisión, y hasta en medios gráficos-, Délfor fue además, el “defensor” del bolero, encargado de refutar los argumentos tanguísticos del locutor Juan Monti en un ciclo inolvidable titulado “Tango versus Bolero”. Pero eso duró poco; en cambio “La Revista Dislocada” llegó a la flamante televisión para quedarse: comenzó en 1959 por el 7, único canal en ese momento y siguió por el 13 y después por el 11, período en el que llegó al cine, primero con “Disloque en Mar del Plata”, y después con “Disloque en el presidio”. Délfor también intervino en “Autocine Mon Amour” y en “Amigos para la aventura”.
Ya para entonces, “La Revista Dislocada” había formado parte de los medios gráficos en circulación, primero en una publicación con su título, de pequeño formato, en 1957, cuya dirección periodística ejercía Juan Carlos Gianella, y diez años después como suplemento dominical del diario “Crónica” de Buenos Aires.
Por supuesto, los medios gráficos no le eran extraños a Délfor; además de guionista, actor y director radiofónico, televisivo y cinematográfico, ha sido y es –porque actualmente despunta el vicio desde una revista barrial propia que lleva el título que lo ha hecho famoso en Argentina y otros países- dibujante, capaz de “disfrazarse” de otros colegas a los que parodia a la perfección; y hasta tiene personajes de historieta, como Don Oligarca, que allá por 1946 dibujaba para la revista “Descamisada”.
¿No es para asombrarse por todo lo que ha hecho con sólo 90 años?
Siulnas